martes, 5 de diciembre de 2017

Chica Rock Off: Michelle.

“El canibalismo drástico o la agresividad sutil, ambos componentes en una misma mirada”.

La expresión artística fotográfica es fascinante, no es posible englobar todos los elementos de una foto sin antes realizar un análisis minucioso de su variabilidad: colores, geometría, simetría, tonos, frescura, nitidez y cómo obviar la connotación emocional que refleja el artista (fotógrafo o modelo). La manifestación del estado de ánimo, la gesticulación y lenguaje corporal, la explosión viva del atuendo y la esencia misma de la persona, son elementos muy atractivos e impactantes que ofrecen un contenido muy enriquecedor e inspirador.

Aquella tarde del domingo decidí acompañar a Michelle y Nicole a su sesión de fotografía con Tacho para protagonizar “Chica Rock Off”, lo que comenzó como un encuentro amistoso (conozco a Tacho desde hace unos años), divertido y dinámico, finalizó en una especie de “equipo de trabajo” donde todos aportábamos ideas y críticas. En mi caso, me apasiona la interpretación artística y me fascinó el concepto/estilo que dominaba Tacho al momento. Él lograba direccionar lo que tenía en mente y cómo quería las fotografías.

Recorrer las calles de Barquisimeto en búsqueda de fachadas, murales, paredes, escenarios visualmente agresivos o toscos, ignorábamos por completo el toque minimalista o delicado que estigmatizaría “una mujer”. Para esta “Chica Rock Off” necesitábamos exactamente eso: euforia desenfrenada, agresividad corporal y gritos famélicos, evocando la sensualidad y astucia que Michelle muy bien proyecta.

Esa tarde, aparte de risas, buena música, esperas y opiniones, en cuestión de minutos me sentía totalmente involucrado con el proyecto. Logramos captar varios cuadros peculiares, como portones metálicos, paredes de ladrillos, rocas y fondos de Bambú. Lo contradictorio y al mismo tiempo paradójico, es que Michelle manifestando sus emociones controversiales, molestas y sanguinarias, jamás dejó de transmitir feminidad y elegancia.

Nuestras observaciones cada vez más amenas, la satisfacción de una tarde distinta y la armonía de nuestros criterios, daba por hecho que el “equipo de trabajo” estaba consolidado.
























¿Cómo finalizar esa tarde divertida? Digamos que un par de curdas también formaron parte de las fotos. Una vez que Tacho me invitó a formar parte del proyecto, esa plácida tarde y las fotos me inspiraron para redactar lo siguiente:

—¿Es esto posible?

Que el cuerpo se desvincule de su pecado,
que el cuerpo sea capaz de despojarse del deseo,
que el cuerpo obedezca la norma y olvide su oscuridad...

Habrías muerto.

—No, no lo creo.

Te das cuenta que el apetito voraz es despiadado, frío y molesto,
cuando tu pecho se viste de muerte y únicamente se alimenta de esencias.
Llámate vida entonces y déjame probarte una vez más...

Y quizá, sólo quizá, podrías regresarme a la vida por un instante.

Textos por Ronald Barreto Saad 

Fotos por Tacho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario