lunes, 17 de octubre de 2016

Círculos.

Después de unas 4 semanas de haber terminado una aventura que se extendió por casi 2 años... Un proyecto muy personal, ambicioso y sincero que (después de un primer nombre rechazado) terminamos acertadamente nombrando Rock Off, claramente asociado a una declaración universal: “FUCK OFF!” Un gran Fuck Off a los estereotipos y clichés radiofónicos, absurdos pero muy presentes en nuestros días, aunque no con esto pienso generalizar, el haber trabajado en radio por ese tiempo me dio la oportunidad de conocer personas muy talentosas.  

Gente propia del medio, como técnicos, productores y locutores, incluso de otras emisoras que absurdamente algunos llamaban “La Competencia”, pero también artistas en general como músicos, productores, managers, artistas gráficos, artistas plásticos, diseñadores, modistas, tecnólogos, fotógrafos, modelos, poetas, escritores, DJs, tatuadores, productores de eventos, amigos dentro y fuera de la ciudad, que física, virtual o espiritualmente estuvieron presentes. 

Viajeros, visitantes, audiencia nueva, vieja, fiel o accidentada, curiosos, haters y admiradores,  chicos y chicas, niños, adultos y viejos, gatos y perros, padres o hijos que a pesar de la visión musical propia de cada uno… Juntos compartimos y celebramos en una misma fiesta... Fue genial disfrutar la música y darle el valor que se merece, gozar la libertad de apreciarla más por el arte, por el peso emocional, por sus historias y poder desnudar las canciones para una audiencia que aprecia la buena música, indiferentemente no sea “lo que se está escuchando”. 

La responsabilidad de entretener con un buen programa de radio es una tarea importante sobre todo en una sociedad hambrienta de música y (entre otras cosas) de cambios... De alguna manera escuchar buena música puede significar para muchos una entretenida y justificada manera de huir ante la realidad que nos rodea. 

No niego y de hecho confieso que extrañaré el programa pero también me emociona el rumbo que está tomando el concepto de Rock Off recientemente.  

Son tristes e indudablemente injustas las razones de perder una emisora como Intro 90.5 FM o por lo menos lo que representaba para muchos de los que pisamos por lo menos una vez su atractiva cabina, pero hay que recordar que al final... “Nada se destruye, todo se transforma”.     

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