domingo, 21 de mayo de 2017

21052017.

Quisiera empezar esta publicación advirtiendo a mi mismo lo franco que puedo terminar siendo... Pero es necesario que así lo sea. El principal alimento de este blog está representado por una necesidad casi terapéutica de descargar emociones propias y vomitarlas como ácido sobre las teclas, acompañado de la música que me gusta. 

Confieso innegablemente pensar que tal véz en algun momento, algún curioso lea o encuentre (así sea por accidente), probablemente buscando las fotos de la última Chica Rock Off, uno de los playlist que con pasional devoción hemos preparado mis invitados y yo.

Inspirado en el estado emocional que involucra el viaje de mi hermana buscando un mejor futuro fuera del país (ayer), la incertidumbre de que Venezuela está en guerra y que ya cumplimos ciencuenta y tantos días consecutivos protestando contra incontables motivos que justifican cambios (lamentablemente al precio de las mas injustas consecuencias), la música cobra un valor medicinal.

"Pride" de Kendrick Lamar, "Oriole" de Afghan Twings, "Sinnerman" de Nina Simone, "My Church is Black" de Me And That Men, "Jesus Alone" de Nick Cave and The Bad Seeds, "Ava Adore", "Minerva", "Strange Days", "So Cruel", "Shake The Disease", "Returning de Black Rebel Motorcycle Club o cualquiera del mas reciente album de Chelsea Wolfe , son canciones que hoy logran documentar la situación y en cierto modo me ayudan también a celebrar el legado de Ian Curtis y el de Chris Cornell, a agradecer la lluvia de esta mañana y aprovechando el insonnio a elegir referencias gráficas para mi próximo tattoo.

En mi más reciente playlist hay canciones increíbles que se disfrutan sin estar asociadas a una fecha o a la etiqueta de "Rock", solo porque es música que cumple efectivamente la funcion de afectar espiritualmente mi caracter y a nutrir mi personalidad.

Tacho.

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