domingo, 5 de marzo de 2017

Memoria.

Tres shots de cocuy reposado, 1/2 porro olvidado y Pink Floyd al gusto son los elementos de una receta que sin duda garantizará satisfacción, pero más allá del simple hecho de degustar esta combinación más divertido aún será perderse en ella, tomándonos el tiempo de procesar nuestras experiencias, recorriendo con detenimiento nuestra memoria y poco a poco ir resaltando los gratos recuerdos, sueños cumplidos o tal vez solo anécdotas que nos recuerdan que nuestra vida realmente nos pertenece, que somos dueños de nuestros sentidos, de nuestro criterio, de nuestro caos.

Hace poco me sentí triste al enterarme de la permanente pérdida de memoria de Jack Nicholson y a pesar de que a la fecha no debo haber vivido un cuarto de mitad de lo que el querido Jack vivió pienso que también tengo mucho de lo que sentirme orgulloso y sería muy cruel no poder recordar mis propias experiencias, mi familia, mis amigos, mis logros,  de hecho, sería un poco como dejar de ser quién soy. 

Un cráneo tatuado en mi bícep derecho, el cual incluye mi fecha de nacimiento y mi sombrero fedora es un atractivo recordarorio de que nada es eterno, de que en algún momento para allá vamos todos pero que al mismo tiempo tenemos la oportunidad de disfrutar el paseo. 

De allí mi convicción de no desperdiciar la oportunidad de necesitar expandir mi Hard Drive a infinitos Terabytes que a futuro se llenarán de experiencias, de comidas, de amistades, de fotos, de  libros, de películas (y series), de música y más recientemente de publicaciones.

"... Memory is what we are. Your very soul and your very reason to be alive is tied up in memory" 

Nick Cave.

1 comentario:

  1. Definitivamente, añoramos el presente porque no sabemos qué nos depara el mañana, digamos llenando la botella de Cocuy con licor imborrable, y si algún día llegara a resquebrajarse pues habrá valido la pena ya que disfrutamos cada momento, un abrazo

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